En un entorno privilegiado para la práctica de la caza, al sur de la provincia de Ciudad Real, casi en el límite con Jaén, se enmarca esta preciosa finca cinegética y agrícola. Tiene una superficie total de 200 ha, de las cuales un sesenta por ciento son de monte y el resto de labor.

En cuanto a la caza mayor, abundan ejemplares de ciervo, corzo y jabalí, que encuentran un ecosistema idóneo para su crianza, entre el arbolado de encina, madroño, retama, quejigo, y otras especies florales típicas del monte mediterráneo. Por supuesto, también se puede desarrollar la caza menor, con perdiz, paloma, conejo y liebre. La finca está actualmente incluida en un coto de caza colindante.

En la extensión dedicada a cultivo agrícola, actualmente se da la siembra de cereal (trigo y cebada). La finca es muy rica en agua.

En cuanto a construcciones, dispone de una majestuoso cortijo de piedra que incluye una casa principal (de 500 m² aprox.), así como una casa de guardeses, salón de caza y diferentes instalaciones y maquinaria. Todas las edificaciones están provistas de agua corriente (hay dos pozos de agua) y luz eléctrica procedente de un grupo electrógeno.

La propiedad está dotada de caminos perimetrales, interiores y de acceso en perfecto estado para la circulación de turismos. Está bien ubicada, con buenos accesos desde otros núcleos de población importantes.

En resumen, es una finca espectacular para los amantes de la caza y de la naturaleza, también con algo de agricultura, y en un marco incomparable, no muy lejos de los Parques Naturales de Despeñaperros y la Sierra de Cazorla.